jueves, 13 de diciembre de 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
los perritos
participa en hacer esta rima.....
gracias
Yo tenía diez perritos,
yo tenía diez perritos,
uno se perdió en la nieve.
no me quedan más que nueve.
De los nueve que quedaban (bis)
uno se comió un bizcocho.
No me quedan más que ocho.
De los ocho que quedaban (bis)
uno se metió en un brete.
No me quedan más que siete.
De los siete que quedaron (bis)
uno ya no le veréis.
No me quedan más que seis.
De los seis que me quedaron (bis)
uno se mató de un brinco.
No me quedan más que cinco.
De los cinco que quedaron (bis)
uno se mató en el teatro.
No me quedan más que cuatro.
De los cuatro que quedaban (bis)
uno se volvió al revés.
No me quedan más que tres.
De los tres que me quedaban (bis)
uno se murió de tos.
No me quedan más que dos.
De los dos que me quedaban (bis)
uno se volvió un tuno.
No me queda más que uno.
Y el perrito que quedaba (bis)
se metió para bombero
no me queda ningún perro.
participa en hacer esta rima.....
gracias
Yo tenía diez perritos,
yo tenía diez perritos,
uno se perdió en la nieve.
no me quedan más que nueve.
De los nueve que quedaban (bis)
uno se comió un bizcocho.
No me quedan más que ocho.
De los ocho que quedaban (bis)
uno se metió en un brete.
No me quedan más que siete.
De los siete que quedaron (bis)
uno ya no le veréis.
No me quedan más que seis.
De los seis que me quedaron (bis)
uno se mató de un brinco.
No me quedan más que cinco.
De los cinco que quedaron (bis)
uno se mató en el teatro.
No me quedan más que cuatro.
De los cuatro que quedaban (bis)
uno se volvió al revés.
No me quedan más que tres.
De los tres que me quedaban (bis)
uno se murió de tos.
No me quedan más que dos.
De los dos que me quedaban (bis)
uno se volvió un tuno.
No me queda más que uno.
Y el perrito que quedaba (bis)
se metió para bombero
no me queda ningún perro.
EL PINGUINO Y EL CANGURO
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguró se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Éste no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, éste había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
les dejamos un pequeño cuento donde se va a fomentar humildad deportividad e ingenio.
esperamos que sea de su agrado.
gracias¡¡¡
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguró se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Éste no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, éste había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
les dejamos un pequeño cuento donde se va a fomentar humildad deportividad e ingenio.
esperamos que sea de su agrado.
gracias¡¡¡
miércoles, 28 de noviembre de 2012
jueves, 15 de noviembre de 2012
viernes, 9 de noviembre de 2012
miércoles, 31 de octubre de 2012
El Cabrito y El Lobo
El Cabrito
y El Lobo
Al salir la cabra de su establo encargó a
su hijo el cuidado de la casa, advirtiéndole el peligro de los animales que
rondaban por los alrededores con intención de entrar a los establos y devorar
los ganados.
No tardó mucho en llegar el enemigo: ¡Un lobo horrible, amiguitos míos, un lobo!, que imitando la voz de cabra llamó cortésmente a la puerta para entrar.
Al mirar el cabrito por una rendija vio al feroz carnicero y, sin intimidarse le dirigió el siguiente discurso:
- Bien sé que eres nuestro mayor adversario y que, imitando la voz de mi madre, pretendes entrar para devorarme. Puedes marcharte, odiado animal, que no seré yo quien te abra la puerta.
No tardó mucho en llegar el enemigo: ¡Un lobo horrible, amiguitos míos, un lobo!, que imitando la voz de cabra llamó cortésmente a la puerta para entrar.
Al mirar el cabrito por una rendija vio al feroz carnicero y, sin intimidarse le dirigió el siguiente discurso:
- Bien sé que eres nuestro mayor adversario y que, imitando la voz de mi madre, pretendes entrar para devorarme. Puedes marcharte, odiado animal, que no seré yo quien te abra la puerta.
Sigue el consejo de tus padres
y vivirás feliz toda la vida.
Fin
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